miércoles, 19 de mayo de 2010

Carta a Christina Rosenvinge.


“Que difícil es guardar la distancia adecuada” Y vaya que tienes razón Christina. Uno no sabe que tan cerca o lejos esta de ti.

Tu labio superior me abordo. Así a la distancia adecuada, muy muy y nada de tan tan. Pero nunca imagine que fuera de esa manera: En el camión urbano.
Ya antes me habían hablado de ti. Incluso supe que en algunas reuniones habíamos coincidido, pero hasta ahí. La verdad es que no tenia ningún interés en conocerte. Si lo se, soy demasiado terco, eso lo acepto, sobre todo si se trata de canciones, pero en mi defensa tengo que decir que guarde tus datos. Y sin embargo nunca espere que me abordaras así.

“Nunca para ti es quizás” fue tu primera frase (La distancia adecuada), tu carta de presentación inmediata, tu manera de estrujarme. Y yo con lo facilón que nunca he sido quede ganchado a tu primer susurro. La tarde no tenia nada de especial hasta que llegaste. Y no es que el paisaje hubiera cambiado como mi humor, ni que hubiera encontrado la respuesta a esa pregunta que nunca me hago de quien soy yo. Es que conocí tu labio superior.

Ese que trae un puñal cuando hablas y hurga en la memoria cuando cantas (Anoche). Pero no te preocupes, esta herida ya estaba antes de ti, antes de anoche, antes del eclipse en el que tu estas, en el que yo estoy (Eclipse). Así que no pienses que fue tu boca, porque no lo es (Tu boca).

Christina, lo que me gusta de tus horas es que cada segundo marcha de manera distinta. Si tan solo pudiéramos explotar mas el tiempo y caminar afuera de la coraza en cuatro cuartos, podríamos llegar a mas destinos, a mas recuerdos, tal vez y un día hasta podamos llegar a casa sin sentirnos desertores y antes de las tres para que no te desesperes (Las horas, Nadie como tu, Negro cinturón) .

Ha salido el sol y en tu corazón llueve a todas horas (animales vertebrados). Lo se porque me lo dijiste al oído en tu novena canción. Cuando el piano sonaba por encima del ruido espantoso del viejo camión y mi mirada veía a través de el cristal hacia la nada. Pero te escuchaba Christina, en verdad que si lo hacia y sabes que? Tenias razón, hace tiempo que llueve a todas horas.

Por la noche mi estima Rosenvinge, fue por la noche que me di por vencido, cuando escuche tu susurro en tono de blues. Cuando te escuche cantando sola en tu habitación el lamento lánguido del desamor (Por la noche). Ahora lo entiendo: Blues mas que un genero es una sensación e indie mas que genero es una condición.

Vamos, aun con todo se que eres alta tensión. Por algo es que no te puedo soltar desde la primera canción. Porque aparte tu poesía es natural, desnuda y cotidiana, despojada de intelectualismos. Eso si, parece inocente, pero ante esa inocencia tu adviertes: No tocar alta tensión (Alta tensión), y creo por eso es que no te puedo soltar, porque he tocado tu piel interior.

Te escribo Christina no esperando respuesta. Seguramente has de estar muy ocupada buscando alguna canción junto a Nacho Vegas (por cierto, si lo vez dile que yo también espero ese cuarto día) o conversando con los Sonic Youth o que se yo. Solo quería decirte que te escuche, que conocí tu labio superior en una tarde en que todo cambio.

* Texto escrito a partir de escuchar el mas reciente disco de Christina Rosenvinge: Tu labio superior.

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